viernes, 27 de julio de 2012

Encuentro Hispano-Argentino de CCA

Hace más de una década fuimos  invitados a Argentina para dar a conocer los Centros Comerciales Abiertos en el encuentro nacional organizado por la confederación de empresarios (CAME). También recuerdo que fueron meses previos al Corralito, y que durante el mismo, las alternativas de cobro que nos ofrecían en el momento más crudo era recoger el dinero en efectivo y cruzar el Río de la Plata para ingresarlo en un banco de Uruguay. Vamos, una locura a la que no accedimos por motivos de seguridad y, seguramente, de legalidad. Afortunadamente aquello paso y salieron adelante.


Hace unas semanas volvimos a vernos, pero en un encuentro hispano-argentino en Málaga sobre los CCA. Pudimos contrastar el cómo nos ha ido en este tiempo, y cómo compartimos las mismas dificultades en materia de gestión e implicación conjunta entre empresarios y los gobiernos locales. Pero las dos principales diferencias que detectamos, radican por un lado en el urbanismo, pues sus centros urbanos no tienen ni la antigüedad y la dificultad de los nuestros en su adecuación urbanístico-comercial, y por otro lado en el modo de financiación.


Es este el punto más interesante, pues los CCA en Argentina obtienen una importante aportación económica de las cuotas obligatorias que han de pagar las empresas a la patronal. A cada CCA se le aporta la mayoría de las cuotas de las empresas de su zona, quedándose la patronal una parte para servicios comunes. En cambio en España de todos es sabido los resultados que hemos obtenidos con las irrisorias cuotas de los escasos socios que participan en los CCA y la cultura del subsidio que han generado las subvenciones en el colectivo del sector comercio. Fuimos a Argentina hace más de una década a hablarles de los CCA pero ahora nos devuelven la lección.

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